Grandes problemas y aportaciones de la ciudad de Madrid


La capital de nuestro país es una gran urbe que puede aportar muchas cosas a sus ciudadanos y a la gente que la visite, pero como toda gran ciudad también esconde una serie de problemas derivados de la concentración de población que restan calidad de vida a sus ciudadanos.


Problemas

Empezando por los problemas que plantea la vida en Madrid, que no son pocos, hay que fijarse en que es, junto con Barcelona, la mayor concentración de personas en un lugar determinado dentro de nuestro país. Este hecho genera inevitablemente una serie de deficiencias en la calidad de vida que los poderes públicos tienen la obligación de subsanar, así como los ciudadanos la tienen de cooperar para su solución.

Uno de los principales problemas que pueden achacarse a la ciudad de Madrid es la del tráfico y, como consecuencia directa, la contaminación de su aire. La ciudad de Madrid tiene un parque de vehículos que supera los 2 millones de vehículos. Con todos esos coches, motos, autobuses, furgonetas, y demás vehículos de automoción dando vueltas por la ciudad es comprensible que la calidad del aire no sea demasiado buena.
A pesar de sus numerosas zonas verdes y los intentos de las autoridades de mejorar la situación, recientemente Madrid ha registrado niveles medios de 26 microgramos de partículas contaminantes por metro cúbico de aire en la ciudad, superando el límite de 20 microgramos que recomienda la OMS. De hecho, este problema es totalmente observable por cualquiera que resida en la ciudad, si miramos el horizonte de Madrid desde un sitio alto podremos apreciar la campana de humo y suciedad que existe encima nuestro. Además, frecuentemente vemos en los informativos los avisos de las autoridades acerca del problema de la contaminación, recomendándonos que no hagamos ejercicio intenso al aire libre en esos días, sobre todo en épocas de escasez de lluvias.
El problema de la contaminación en nuestra ciudad nos afecta a todos, provocando numerosas complicaciones respiratorias y demás enfermedades entre la población, siendo uno de los más graves que pueden encontrarse en las grandes ciudades. Para solucionar una cuestión tan grave como esta sería necesario que tanto gobiernos como ciudadanos desarrollaran una serie de iniciativas como el fomento del transporte público o de transportes alternativos como la bicicleta, multas más severas para los vehículos con un motor en mal estado que producen más gases tóxicos, conservación y ampliación de las zonas verdes existentes, así como la concienciación de los ciudadanos acerca del problema.

La contaminación atmosférica no es el único tipo de contaminación que sufre Madrid, pues también cuenta con elevados índices de contaminación acústica, que aunque pueda haber quien le quite importancia, es un problema igual de importante que el de la contaminación atmosférica. Este también es un problema muy relacionado con el tráfico, que no solo contamina el aire sino que también es una importante fuente de ruido aunque no la única, las obras o el ocio nocturno también son grandes fuentes de contaminación acústica.
Se considera que un nivel adecuado de contaminación acústica que permita la comunicación y el bienestar auditivo tiene que estar en torno a los 55 decibelios. En Madrid, sin embargo, existen zonas en las que se alcanzan hasta los 71 decibelios, un nivel muy por encima de lo adecuado que puede derivar en problemas para descansar, problemas de salud auditiva o incluso de salud mental.
El ayuntamiento de Madrid lleva años intentando poner remedio a estos problemas acústicos; las obras que han llevado la M-30 por debajo del suelo han mejorado la calidad de vida de los vecinos que sufrían el tráfico a diario enfrente de sus viviendas, no obstante, aún queda mucho por hacer en muchas zonas de la ciudad que aún sufren elevados niveles de ruido.
Una medida que ayudaría mucho a subsanar el problema de la contaminación, tanto auditiva como ambiental sería fomentar el uso de coches eléctricos, pues no emiten gases contaminantes y hacen mucho menos ruido al circular por la ciudad. La implantación de pavimentos absorbentes del ruido que reducen mucho el sonido que hacen los vehículos al circular a grandes velocidades por ellos es una medida que acabaría con gran parte de la contaminación acústica, pero tiene el inconveniente de ser una iniciativa muy cara que pocos ayuntamientos están dispuestos a acometer.

El tráfico, una de las mayores causas de la contaminación, es consecuencia directa de otro gran problema de Madrid; la masificación de la ciudad. Con más de 3 millones de habitantes, Madrid es la mayor ciudad de España y la concentración de tanta gente en tan poco espacio se nota en la vida diaria. Transportes públicos saturados en hora punta, atascos, zonas centro por donde hay tanta gente que es difícil transitar o bares y comercios que no dan a basto son algunas de las consecuencias de esta masificación. Desgraciadamente este es un problema que tiene difícil solución pues en la propia definición de ciudad se entiende que está constituida por gran cantidad de personas.

De esta gran concentración de personas se deriva otro problema importante; la proliferación de la publicidad y el consumismo. La ciudad constituye en sí misma un público masivo que las empresas pueden llegar a acosar sobremanera con la publicidad, buscando la explotación del consumo potencial que existe en él.
En principio no tiene por que significar algo malo, pues los individuos pueden desear informarse acerca de los bienes y servicios que se les ofrecen para satisfacer sus necesidades, pero en la actualidad la publicidad puede llegar a ser tan invasiva que puede generar rechazo en la sociedad. Los gobiernos deberían mediar para que las funciones de la publicidad se pudiesen llevar a cabo de una manera legítima y respetuosa con los ciudadanos.

Relacionado con el problema anterior cabe mencionar además que Madrid es una ciudad muy cara para vivir. La cantidad de gente que satura los comercios, así como los turistas, hace que en determinadas zonas los precios se disparen hasta resultar abusivos. Esto, unido a que los gastos se multiplican respecto a la vida en un pueblo o ciudad pequeña, hace que no todo el mundo pueda permitirse la vida en una ciudad como Madrid. Esto está directamente relacionado con la enorme población que tiene la ciudad y los gastos que son necesarios para que tantas personas convivan en ella, y por lo tanto tiene una solución poco definible.

Por otra parte, la cantidad de gente diferente y no siempre con buenas intenciones que puede convivir en una ciudad, junto al anonimato que permite su masificación y la degradación de algunos barrios pobres, puede hacer surgir una serie de comportamientos desviados y delictivos que acaben atentando contra la seguridad ciudadana y el transcurso del bienestar cotidiano.
La solución tradicional ha sido siempre aumentar la autoridad y el control sobre la ciudadanía; aunque está más que demostrado que eso sólo es una forma de tapar agujeros en la sociedad, sin atacar a la raíz del problema. Por eso, los gobiernos tienen la obligación de atacar dicho problema desde su raíz, proporcionando una educación de calidad, así como un entorno adecuado y benévolo para el desarrollo de la persona; tarea que incluye en gran medida la solución de todos los problemas expuestos hasta ahora al fin y al cabo.


Aportaciones

Pero no todo son cosas negativas en la vida de una gran ciudad. Residir en un lugar tan lleno de gente y de vida puede tener también muchos aportes positivos a la vida de un individuo. De hecho, las cosas que puede uno encontrar en una ciudad (tanto para bien como para mal) muchas veces no pueden encontrarse en otro sitio.

Para empezar, una ciudad tan grande como Madrid, en su calidad de capital además, constituye un espacio multicultural donde convive gente de muy diferente condición. La cantidad de experiencias que pueden vivirse en la ciudad, los distintos tipos de gente que se pueden conocer en ella o el mestizaje entre culturas son grandes bazas a judgar a la hora de elegir una ciudad como sitio donde vivir.
Generalmente puede lograrse una mentalidad mucho más abierta en una ciudad que en un pueblo, sobre todo en grandes ciudades que aglutinen a muy diversos tipos de gentes.

Hablando de cultura también hay que mencionar la excelente variedad y oferta cultural de Madrid. Nuestra ciudad cuenta con una importante red de museos, contando con algunas de las mejores pinacotecas del mundo (como el Museo del Prado) por lo que su oferta cultural y artística es dificil de igualar; no hay más que darse una vuelta por el paseo del Prado para comprobarlo.
Para complementar esta oferta cultural en Madrid existe una enorme oferta de ocio de todo tipo, capaz de satisfacer los gustos de prácticamente cualquier ciudadano.
Desde espectáculos a conferencias, desde cine a competiciones deportivas, pasando por el inevitable ocio nocturno y la cultura de bares y discotecas; todo tipo de actividades que hacen del aburrimiento algo inalcanzable en la ciudad.

Por último, merece destacarse la gran cantidad de parques y zonas verdes que tiene la ciudad de Madrid. A pesar de las revindicaciones de ciertos colectivos que demandan más zonas verdes en la ciudad, lo cierto es que a comparación de otras grandes ciudades de España como Barcelona, nuestra ciudad tiene una excelente red de parques y zonas donde pasear o hacer deporte al aire libre.
La Casa de Campo, el Retiro o el Parque del Oeste son solo ejemplos de la extensión de la red de parques de Madrid. La reciente inaguración de la zona de Madrid Río es una muestra más de buenas acciones que los gobiernos pueden realizar para mejorar la calidad de vida en esta ciudad, en este caso construyendo un gran parque en los terrenos que antes ocupaba la M-30.

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